viernes, 10 de julio de 2015

Posted by Sergio Vidal González | File under : , , , , , ,
Me miraba con sus ojos inyectados en sangre, un sudor frío me recorria todo el cuerpo, sentía como si mi final estuviese cerca.

Una y otra vez me repetía al oido que el fin del mundo estaba llegando y que él era el elegido para llevar tal hazaña.

De pronto, se callo y un chillido de una criatura se alzo en la habitación oscura. No lograba verla, ya que el chillido provino de la parte de atrás desde donde yo estaba situado y por mucho que lo intentaba, las cadenas que me sujetaban, no me dejaban darme la vuelta para ver lo que sucedía.



Pasados unos minutos del chillido, se escucha una carcajada que provenía de la persona que me había atado. Al escuchar su carcajada mi corazón se paro por unos segundos, pensando que no podía estar pasando todo aquello.

Cuando paro de reírse, se vino hacía mi y me dijo: -El fin esta cerca. Se que lo sabes  y te lo demostraré.

Se fué hacia la mesa que tenía en frente y cogío unas llaves, con las cuales abrió el candado que estaba en las cadenas que sujetaban y movilizaban mis manos. Yo caí al suelo con brusquedad y sin pensarmelo miré hacia detrás y me encontré una gran caja cubierta por una tela blanca.

De pronto, él se me acerca por el lado izquierda y me dice al oido: -¿A qué impone? Espera a observar lo que hay dentro.

Se dirige hacia la caja y de un tirón quita la tela en un momento.

No era una caja, era una jaula gigantesca de más de 20m de altura y no podía creer lo que veían mis ojos, en su interior se hayaba una criatura negra, enorme, sacada de una película de ciencia-ficción.


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