miércoles, 21 de mayo de 2014

Posted by Sergio Vidal González | File under : , ,
Caminando por el inmenso desierto,
apunto de caer en la arena caliente
totalmente muerto.

Consigo alzar la mirada hacia arriba,
observo una luz cegadora pero a la vez curativa.

Se me concentro toda su energía,
me dio fuerzas para gritar.

Comencé mis brazos a levantar,
mi vida vuelvo a continuar.

Seguí por el camino ardiente,
pues en mi cabeza hallaban
mis recuerdos que amaba.



No podía dejar de amarte,
pues aquel desierto de ti me alejaba.

Tormenta de arena fue sumergida,
sumergida del interior de la oscuridad.

Impidiéndome ver más halla de orizonte,
pues allí estaba yo amandote.

Una voz en mi corazón sonó,
solo andé hacia delante un poco.

Mi cuerpo tan pesado terminó por arrodillarse,
mis ojos sin fuerzas miraron hacia delante.

Una silueta apareció en el horizonte,
andando, hasta poniendose delante.

Con fuerza ella me abrazó,
ella fue la única que me agarró.

Abrazado a ella podría vivir,
abrazado a ella podría morir.